4 llaves de la felicidad en la pareja




Vivimos una era de soledad y cansancio, eso dicen los pediatras que ven niños solos y cansados en sus consultas, espejo sin duda de la soledad y cansancio del adulto. En esta época del individualismo, es muy difícil ir hacia el otro, construir y sostener vínculos significativos. Y uno de estos vínculos posibles es la pareja.
¿Que conspira actualmente contra la solidez de la pareja? y ¿qué le podemos regalar a nuestros hijos y a nosotros hoy? Aquí 4 regalos para hacernos en familia, como antídoto:

• Tecno adicciones > Regalo: Apagar pantallas y encender corazones

Hoy día pasamos mucho tiempo conectados, híper conectados, por el trabajo, para “adelantar trabajo para mañana”. Salir de las pantallas, para estar de cuerpo y alma presente con nuestros hijos, si estoy conectado, estoy de “cuerpo-presente” , como digo siempre que es un velorio y no una pareja viva con hijos que precisan padres desconectados.

• Cansancio > Regalo: Entusiasmarse

¿Cómo me entusiasmo? Me despierto y agradezco el milagro de estar vivos, respirar, hacer ejercicio, deporte, relajación, todo lo que nos ayude a estar más calmos y en paz con nuestro cuerpo y nuestra alma. Hacerse tiempo para inspirar, oxigenar el cuerpo es oxigenar los vínculos, es darnos tiempo para pensar antes de actuar, para no ser reactivos, robot que repetimos rutinas que nos terminan desbordando y llegando al final del día muy cansados sin energía para seguir educando al llegar a casa o para sostener la comunicación y la empatía en la pareja. Si estoy mal, cansado, llego mal y respondo mal, o mi lenguaje verbal es poco empatico producto de este cansancio acumulado, de las tensiones, de la rutina diaria que ahoga y asfixia. 

• Masculinidad tóxica > Regalo: Empatía

Todavía uno escucha mucho, demasiado digamos, en las escuelas, en los liceos, en las consultas frases como estas:“¿En que te ayudo?”. “Ella no hace nada”. “Ella tendría que ser más ordenada”. “Bastante tengo yo con mi trabajo, como para preocuparme por tareas de la casa”
Este tipo de frases, reflejan actitudes, o valores implicados dentro de lo que Sergio Sinay llama “masculinidad tóxica”. Es triste escuchar estas frases en varones jóvenes entre 30 y 40 años, lo cual nos interpela de lo mucho que tenemos que seguir trabajando para educar varones empáticos con capacidad para ponerse en el lugar del otro, para salir del individualismo y no “colaborar” sino adelantarse a lo que el otro necesita sea en tareas de crianza de los hijos (comida, baño, rutinas) como tareas domésticas. El que ama se adelanta a lo que el otro precisa. 
La masculinidad tóxica en el fondo es inmadurez emocional, es pensar primero en mí, en lo que yo necesito antes de pensar en mi pareja y en mis hijos. Este punto es clave ya que genera tensiones, enojos, reclamos, caprichos, actitudes que distancian a la pareja, y que sobretodo operan en cansancio de la mujer quien debe realizar su trabajo, las tareas de la casa, y aparte “ tratar de que su marido no se enoje”.
La empatía es mirar a los ojos al otro, su lenguaje no verbal, más allá de las palabras y adelantarse a lo que precisa. El otro es un regalo, no es una cosa a usar, no es un utensilio, es una persona a descubrir, a compartir el milagro y el misterio. Cuando el otro es apertura, siempre lo estoy tratando de amar para conocerlo y conociéndolo, conocerme a mí y quererme también. 

• Adulto frágil > Regalo: Ser Adulto

El adulto frágil es aquella persona que tiene miedo que su hijo no lo quiera, porque en el fondo espera ser querido por sus hijos. Si mi autoestima se nutre (solo) de que mis hijos me quieran, estoy frágil emocionalmente, porque voy a seguir haciendo lo que me piden para que me sigan queriendo. El mejor regalo es que el otro, tu pareja esté antes que tus hijos, es una metáfora y es acción concreta. Por supuesto que no me refiero a que si el niño está llorando, no vamos a atenderlo, o si el hijo más grande se cayó en la bicicleta, no auxiliarlo si lo precisa, no se trata de eso. Se trata de que el otro, mi adulto compadre, el que comparte conmigo la paternidad, está antes que mis hijos, esto me ayudará a poder discernir, a darnos tiempo para ser con el otro, a cuidar la pareja, a tener siempre ese oxígeno necesario que es estar juntos, para conversar, para la vida con amigos, para la vida sexual compartida, etc. Actualmente por la híper paternidad, se híper descuida al otro. Y si no estoy en pareja, me refiero a mi vida como adulto, antes que estar siempre 100 % disponible para mis hijos, lo cual puede hacer que los termine anulando y con ello termino desgastado/a , satisfaciendo siempre sus demandas, y lo que es peor los dejo “eternamente demandantes y demandando”, o sea hijos inmaduros. 
En un mundo de Adultos Frágiles, se precisan adultos “adultos”, no niños inmaduros, eternamente reclamando, eternamente sufriendo, y contagiando miedo a las futuras generaciones. Se precisan adultos con esperanza, adultos en fin, adultos por favor, adultos!

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